
Después de la conferencia del arquitecto responsable de las obras de Sagrera mis “miedos” se acrecentaron. No digo que las intenciones no sean buenas, ya que el crear una estación intermodal parece apriori una actuación claramente favorable para la ciudad y los ciudadanos. Un lugar donde los transportes públicos se comuniquen, el crear una nueva centralidad de movilidad en la ciudad. La estación se justifica para evitar la posible saturación de la estación de Sants, y la revitalización de una zona fronteriza (de barrios) poco cohesionada mediante un hito y la creación de equipamientos y espacios verdes, pero me surge la duda de hasta qué punto ésta no es otra actuación especulativa. Un área excesivamente extensa, un proyecto que habla de cohesionar y unir barrios, pero que se proyecta básicamente en una sola dirección, creando un corredor (verde, pero corredor, no malla) flanqueado por edificios pantalla que esconden la trama histórica de los barrios existentes.
Otro tema a reflexionar y relacionado con el anterior es la necesidad de 2 estaciones de un tren de alta velocidad de conexión internacional en la misma ciudad (a tan poca distancia y según la escala con qué se mire, conectando dos zonas céntricas, y en cambio no el aeropuerto). Creo que hay dos puntos de vista básicos desde donde observar el problema: desde una perspectiva urbana, o desde una perspectiva territorial. Desde la primera, el crear 2 estaciones es claramente un beneficio para la ciudad, pero desde el otro punto de vista parece totalmente innecesaria la segunda, tratándose de un tren de alta velocidad de conexión internacional.
El debate está abierto, y el proyecto ya en marcha.
En Bucarest no existe ninguna estación intermodal de estas dimensiones ni capacidad. Sí existe en la ciudad una aceptable red de transportes públicos (metro, bus, bus de raíl, tranvía...) pero todos de manera independiente, con algunos puntos de conexión entre ellos, pero a pequeña escala, sin grandes estaciones intermodales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario