El crecimiento urbano de la ciudad había sido condicionado por la cinta amurallada, construida a finales del siglo XV. Como es de suponer, ésta situación dificultaría en gran medida las mejoras y transformaciones urbanas necesarias para la estructuración territorial de una ciudad, que empezaba a contemplar el alcance de la mecanización de la producción industrial.
El CHAFLÁN es la característica morfológica más evidente del ensanche barcelonés y también creo que es en estos cruces donde se concentran más y más variados tipos de actividades no únicamente de tráfico rodado, sino que es donde mucha gente deja las bicis y las motos, además es donde se producen las cargas y descargas, donde una cafetería tiene sus mesitas en la calle, … y, por supuesto, también donde se cruzan los peatones. Esta riqueza de actividades puede convertirse en un inconveniente cuando empiezan a chocarse mutuamente. Y sobre todo para el peatón para el que pasa a ser una verdadera odisea atravesar estos puntos.
En la ciudad que he elegido, La Orotava, el fenómeno que se produce de ensanche es mucho más reciente y tiene una escala muchísimo menor. Es una zona que está destinada principalmente a residencia, que apenas tiene actividad comercial ya que se concentra en el casco antiguo y que soporta equipamientos educativos tales como colegios o institutos que requieren de un amplio espacio.
La transición entre el casco antiguo y esta área de ensanche viene dada por una avenida que prevé aliviar el tráfico del primero y articularlo con la zona residencial.
La inminente transformación urbana de Barcelona fue percibida por sus clases dirigentes como la oportunidad para dotar a la ciudad de los elementos de monumentalidad que caracterizaban a las principales capitales europeas del momento.
Por el contrario, Cerdà otorgaba especial interés a un CRECIMIENTO URBANO DE CARÁCTER IGUALITARIO, que no permitiera una división social del espacio acorde a los intereses de las élites barcelonesas.
_La trama homogénea que describe el Ensanche de Barcelona a un zoom bastante alejado de ella puede darnos una sensación de falta de jerarquización. Pero al introducirnos en sus calles detectamos matices (plazas, pasajes, una catedral, parques,…) con los que nos vamos encontrando y que son los que van marcando una nota característica dentro de esta gran malla.
Si hay algo que agradezcamos los que vivimos en Barcelona es que podamos desarrollar una infinidad de actividades dentro de un entorno más o menos próximo, sin tener que hacer grandes desplazamientos. La variedad de usos que se extiende por toda la ciudad la hace funcionar día y noche, toda ella es un bullir de vida.
No ocurre lo mismo en La Orotava, donde los equipamientos y el comercio están concentrados en el centro histórico y, por otro lado, la zona residencial se desarrolla en un área de ensanche. Hay franjas horarias en las que una zona u otra carecen prácticamente de vida.
Ciertamente Cerdà planteó un modelo de espacio público que, aunque se hubiera realizado no se habría podido sostener debido al rápido crecimiento de la ciudad, que cada vez debía soportar un mayor número de servicios y de habitantes.
El resultado que tenemos en la actualidad es un altísimo porcentaje de suelo ocupado. Tanto es así que incluso muchos de los patios de manzana anteriormente destinados a espacios libres ‘privados’ están hoy ocupados. Creo que sería muy interesante poder abrir e incluso conectar patios de manzana que aún queden libres para aportar más espacios públicos a la ciudad, otros rincones con encanto, que es, en definitiva, la clave de la belleza de esta ciudad.
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