sábado, 25 de abril de 2009

el Eixample

El plan de Cerda es una de las principales tarjetas de visita de Barcelona y una de sus innovaciones más identificables son, sin duda, los chaflanes. Estos, junto con la extrema regularidad de los bloques y de las calles, contribuyen para la imagen que hoy se tiene de la ciudad. De hecho, yo veo estos espacios como lugares de oportunidad: son puntos de encuentro (o rincones), puntos comerciales, terrazas de bares y restaurantes, accesos a la red metropolitana y, también, puntos de carga y descarga o de estacionamiento. Por las calidades que presentan, son espacios de actividad inteligentemente abiertos en la absoluta regularidad de lleno y vacío (bloques y calles).

La superposición de usos y la democratización de la ciudad puede ser entendida, desde mi punto de vista, como una decisión que proporciona la misma calidad de vida para todos, no dejando ningún espacio abierto a la proliferación de heterogeneidades sociales dentro del Ensanche. Aparte la constante sensación de falta de referencia (referencia que es normalmente dada por la estratificación de los usos), hay una homogeneidad que permite la ausencia de calles que se encuentran en la situación de obsolescencia en el tejido urbano.

La cuestión del espacio público previsto por Cerdá foe, quizás, el punto menos capaz de leer un largo tiempo. La especulación es un factor actual y la calidad se que podría obtener en los espacios en el interior de los bloques no es mas que un mito. A pesar de se que han tomado iniciativas que van en pro de la recuperación de estos espacios para el disfrute público.

El crecimiento de Porto foe un proceso que se ha adaptado a otra realidad política, financiera y, no menos importante, topográfica. El dinamismo que se vivió en el siglo XVIII dio lugar a la densificación de la red urbana y a una rápida expansión que obligó a la extrapolación de los límites de las murallas. Se abrirán nuevas arterias, tomando como referencia el río, el mar y la empinada topografía de la ciudad. Esto creó nuevas zonas residenciales y, al mismo tiempo, nuevas estructuras para uso público: mercados, jardines y escuelas, que aun hoy son puntos de referencia en la ciudad. El diseño de la red urbana no tiene características de regularidad – definidos los principales ejes, la ciudad creció y cubrió la hermosa topografía. Calles y plazas de diseño complejo se fueron relacionando entre sí hasta la ciudad que hoy se nos presenta, en que el mas grande (y casi único) gesto de regularidad es la “Avenida da Boavista”, eje establecido en la mitad del siglo XIX con supuestos similares a los utilizados por Cerda para el diseño de la Diagonal. En diferentes escalas, las dos avenidas pueden ser analizadas comparativamente. 






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