martes, 2 de junio de 2009

el Barrio de Gràcia




Gràcia es, sin duda, uno de los puntos mas excepcionales y atractivos en Barcelona. Esto porque faculta a la gente cosas que no se encuentra con  frecuencia en las grandes metrópolis: la pequeña escala (mas cerca da la de un pueblo), las agradables calles peatonales, los comercios tradicionales, la inmensa oferta cultural y, muy importante, el valorado conjunto de pequeñas plazas, todo integrado en el tejido urbano de la ciudad. Estos factores son, en mi opinión, mas que suficientes para que la gente, incluso la de otros barrios, se va a Gràcia para disfrutar en sus tiempos libres. Este barrio es sinónimo de vida en la calle y en las plazas, de ambiente familiar y de fiesta, de espirito asociativo. Es una de las visiones mas bonitas y, incluso, excepcionales de Barcelona – casi en cualquier hora que se camine por allá, hay personas en la calle, las terrazas están llenas, los niños jugando, los mayores charlando… – y tiene, por eso, un noble significado para la gente y para la ciudad.

En Oporto, no se puede decir que haya una zona de limites definidos donde se encuentren estos aspectos. Aun así, por su menor escala, la ciudad portuguesa tiene algunos momentos donde se puede apreciar algunas similitudes con el Barrio de Gràcia – algunos en el centro, justo a la ciudad vieja, y, principalmente, en toda la zona cerca del mar. No son, todavía, zonas tan densas y de tan grande actividad como Gràcia, pero pequeños puntos donde se siente que la vida, la escala y la congregación de la gente están mas cerca de lo que pasa en los pueblos, aunque estén inmersos en el universo urbano.


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