Esta visita es una de las que mas me gusto sin duda alguna. Me he reencontrado con Collserola, un gran bosque en una ciudad que carece de parques y zonas verdes en condiciones, pero es aqui donde encontramos un gran pulmon, protegido en lo alto de la montaña de Collserola, apartado de la ciudad pero a la vez formando parte de ésta, o mas bien delimitandola, como filtro y como limite de una ciudad que no para de crecer.
Es una ruta digna de ver, de disfrutar, de poder caminar, respirar, un espacio de refugio, apartado pero no aislado. En Barcelona podemos encontrar varios espacios donde podamos relajarnos o refugiarnos, una plaza en la zona de Gracia, un paseo por el puerto, pero ninguno tendrá la fuerza de la naturaleza, salvaje y libre en el que podemos ver y sentir en Collserola.
En comparación con Berlin, mi ciudad escogida, la comparación es inmediata con el Tiergarten, un gran bosque, pero en este caso esta en el centro de la ciudad, solo cruzado por una carretera, pero lleno de pequeños caminos en su interior, aun sin dejar de sentir y percibir la ciudad estamos en el bosque, pero una vez mas, sin la intensidad y fuerza que nos brinda Collserola.
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